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¿Es la colaboración la competencia esencial para organizaciones e individuos en el siglo XXI?

Las organizaciones son cada vez más planas, más matriciales y con menos niveles de decisión. Este tipo de organizaciones requieren enfoques colaborativos en los que los equipos adquieren una gran relevancia como unidad de gestión. En una reciente encuesta del Corporate Executive Board dirigida a más de 30.000 managers y colaboradores, 2/3 partes de los encuestados consideran que los requerimientos de colaboración han aumentado en sus organizaciones.



Al mismo tiempo, existen estudios que señalan la falta de colaboración como causa de muchos de los problemas que aquejan a nuestras organizaciones:

  • Según CB Insights el 50% de los fracasos en Start-ups está asociado con problemas de colaboración.

  • Según un estudio del Institute of Medicine de USA, una de las tres primeras causas de los problemas de seguridad en los hospitales tiene que ver con problemas trabajo en equipo.

¿Significa esto que la colaboración es la panacea para aumentar la productividad y el desempeño organizacional? ¿Puede la colaboración contrarrestar la falta de talento? ¿Debemos renunciar a buscar la excelencia individual en pro de ser un buen jugador de equipo? Por otro lado, ¿Se trata de una característica personal innata, o por el contrario los buenos equipos se hacen a base de liderazgo, estructura y método?


A continuación, te proponemos una selección de lecturas que te ayudarán a plantear algunas respuestas a las cuestiones anteriores:

 

Colaboración: arte, método o actitud.


Muchos líderes consideran que el trabajo en equipo es una cualidad innata del ser humano y que, por tanto, hay que dejar a los equipos total autonomía en su funcionamiento. Otros consideran que la colaboración es un hábito que requiere una estructura de apoyo para desarrollarse. Por último, muchos consideran que la existencia de un propósito común es la mejor garantiza de una colaboración eficaz dentro de un equipo. ¿Cuál de estos enfoques es correcto? ¿Existen algunos fundamentos que ayudan a crear equipos eficaces?



En este artículo de HBR analizamos que lo que más importa no son las personalidades o el comportamiento de los miembros del equipo. La clave del éxito es si el equipo tiene una dirección convincente, una estructura sólida, un contexto de apoyo adecuado y es capaz de crear de manera conjunta una mentalidad compartida.


"A lo largo de los años, a medida que los equipos se han vuelto más diversos, dispersos, digitales y dinámicos, la colaboración se ha vuelto más compleja. Pero, aunque los equipos enfrentan nuevos desafíos, su éxito aún depende de una dirección convincente, una estructura sólida y un contexto de apoyo. Estos tres elementos no serán suficientes una mentalidad compartida".
 

¿Quieres aumentar la colaboración en tu equipo? Pues no eludas los conflictos.


Los conflictos consumen energía, generan frustración y pueden provocar el descarrilamiento de un buen equipo. Aunque existen excepciones, a la mayoría de las personas les resulta incomodo participar o tener un conflicto con un compañero de equipo.


Sin embargo, un conflicto bien gestionado genera satisfacción y aprendizajes para todas las partes. Se dice que los buenos equipos son aquellos que pueden afrontar abiertamente sus discrepancias y buscar de forma colaborativa soluciones a las mismas.



En este artículo Liane Davey, experta en Trabajo en Equipo y autora del best seller “The Good Fight”, nos propone un sencillo ejercicio para manejar los conflictos dentro de los equipos.

"La capacidad de poner los problemas sobre la mesa y resolverlos de manera constructiva es fundamental para tener una cultura saludable. Los gerentes pueden normalizar el conflicto productivo en su equipo mediante un ejercicio para trazar el valor único de cada rol y las tensiones que deberían existir entre ellos".
 

Si todos nos caemos bien, mejor para el equipo. Pero si no es así, ¿Qué hacemos?.


Existe una teoría no escrita que sostiene que cuando en un equipo existen lazos entre sus miembros más allá del trabajo, mejor para el funcionamiento del equipo. De hecho, en base a esta premisa se han puesto de moda las actividades lúdicas entre los miembros de un equipo después de la jornada laboral. Sin embargo, no existe evidencia empírica que corrobore esta hipótesis.


Por tanto, debemos acostumbrarnos a colaborar eficazmente con personas por las cuáles no sentimos ninguna simpatía o afinidad personal.



En este artículo de HBR, el autor nos sugiere algunas estrategias para crear un marco efectivo de colaboración con personas que a priori no nos caen bien.


"Observa honestamente qué está causando la tensión entre usted y su colega y qué papel desempeña usted en su creación. Intente comprender la perspectiva de su colega. Pocas personas se levantan de la cama por las mañanas con el objetivo de hacer que su vida sea miserable".
 

Colaboración y trabajo en equipo: ¿más es siempre mejor?


Por último, todos aceptamos que la colaboración es una respuesta eficiente para muchos de los desafíos urgentes que afrontan las organizaciones en la actualidad. De hecho, según algunos estudios, las actividades de tipo colaborativo se han disparado un 50% o más en los últimos años.


Sin embargo, al mismo tiempo que se reconoce el valor de la colaboración, muchas organizaciones comienzan a sufrir en términos de rotación y bajo compromiso los efectos perversos del trabajo en equipo excesivo y tóxico.



En este artículo de HBR, convertido ya en un clásico, nos proponen tres estrategias para potenciar los efectos positivos de la colaboración y contrarrestar los elementos nocivos.


"La avalancha de peticiones de consejos, información y/o recursos o, a veces, simplemente la presencia en una reunión hace que el desempeño de los súper colaboradores se vea afectado. Para cumplir con sus objetivos, estos empleados se llevan las tareas a casa y pronto el agotamiento y la rotación se convierten en riesgos reales".
 

La colaboración es esencial para dar respuesta a muchos de los retos que depara el futuro. Si algo hemos aprendido de la pandemia es la necesidad de buscar sinergias y relaciones colaborativas eficaces para resolver los problemas.


Sin embargo, la colaboración eficaz que genera mejores resultados no nace de forma espontánea. Requiere un propósito claro, estructura, método, talento y habilidades específicas.

 

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